08 2005
Colectivo de trabajadores durante la Guerra Civil española
Transcripción de un vídeo de O. Ressler,
grabado en Alcoy, España, 22 min., 2004
Me llamo Salomé Moltó. Pertenezco a la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT) desde
1977. Continúo en el sindicato y hago múltiples
funciones.
El 14 de abril de 1931 entró la República
en España. A partir de aquel momento hubo un
parlamento, el rey se marchó y la sociedad empezó
a regirse de otra manera a como estaba acostumbrado
el pueblo español. Hubo un período de
gobierno derechista, hubo otro de izquierdas... El último,
que se llamó el "bienio negro" y que
duró dos años fue gobernado por la derecha.
En 1936, cuando se votó al Frente Popular, volvió
a subir la izquierda. Lo que dio motivo a que se empezara
a tramar la revuelta militar que empezó el 18
de julio del 36. La economía en principio fue
bastante justa, lo que después se frustró
debido a que la derecha boicoteó toda la economía
e hizo muy pocas participaciones de inversión
económica. De esta manera, las fábricas
estaban a medio trabajo y había una retención
enorme de la economía. La gente trabajaba poco
y ganaba muy poco. Fue a partir, como estoy diciendo,
del 36 cuando el Frente Popular volvió a asumir
el gobierno. La república de izquierdas, digamos,
aunque el pueblo seguía estando en una situación
bastante deprimente.
En este período, en 1984, yo hice un estudio
sobre lo que fueron las colectividades y la socialización
en Alcoy. Las he plasmado en este libro. Voy a explicar
lo que he podido estudiar e indagar. Porque fue un trabajo
(más que nada) de periodismo, de entrevistar
a multitud de personas para saber exactamente, que me
explicaran sus vivencias. El 18 de julio se hizo un
paro general y se creó una comisión de
control. La comisión de control estaba formada
por el sindicato CNT, mayoritario en Alcoy, y la UGT,
que participó en un porcentaje mucho menos numeroso,
pero que también formó parte de lo que
se llamó "el control". El control era
una especie de comité en el cual estaba integrado
todo el sindicato, y que tomó la economía
en sus manos. ¿Qué hizo? Socializó
el transporte; socializó la metalurgia; socializó
el textil; y también el papel. En este edificio,
emblemático de aquella fecha, es donde estaban
las fábricas de producción de papel.
A partir de este momento fue "el control"
el que gobernó Alcoy. ¿Cómo se
organizó la economía? Bueno, con la colectividad,
al reunificar todo el transporte, incluso los cines,
las peluquerías, los bancos, cada persona tenía
un puesto de trabajo y cobraba diez pesetas diarias.
Lo mismo que cobraba un soldado que se hubiera ido a
participar en la guerra y que saliera como voluntario
a frenar el avance fascista.
Alcoy tuvo un momento muy dramático. En su cuartel
permanecían los soldados, los hijos de los hombres
que esperaban en su exterior la resolución que
tomaban las fuerzas armadas: si salían apoyando
la rebelión fascista o se unían al pueblo.
Tras unas largas negociaciones el cuartel abrió
sus puertas y padres e hijos pudieron abrazarse. Alcoy
quedó en el lado de la República, y se
formó un voluntariado para ir a luchar y parar
el fascismo.
Las socializaciones en España fueron muchas.
Puede decirse que en Cataluña y en Aragón
fue casi íntegra. En Alcoy fue emblemático
porque, así como el Partido Comunista derrocó
las colectividades en Aragón, aquí no
pudo hacerlo. Mandó al SIM, que era un servicio
de interior militar, para poder deshacer las colectividades.
Pero no pudo hacerlo porque la metalurgia producía
material de guerra y tenían que respetarlo. El
pueblo de Alcoy hubiera saboteado todo el proceso. Luego
estaba la industria textil, que fabricaba ropa militar.
Entonces, ¿cómo se estructuró?
Pues sencillamente, la comisión de control marchó
a Madrid, al Ministerio de la Guerra, y solicitó
ponerse a trabajar a hacer armas para la República.
El Ministerio lo aceptó, y Alcoy se puso a trabajar
las 24 horas del día, con turnos de 8 horas cada
uno. Todo el mundo se puso a trabajar. Vino incluso
gente de fuera porque faltaban trabajadores, teniendo
en cuenta la cantidad de hombres que habían salido
para el frente.
La estructura estaba dividida en los puestos de trabajo
necesarios para la producción. Se cobraba exactamente
lo mismo por un trabajo sencillo que por uno de más
responsabilidad. Por ejemplo, una persona que era técnico
en producción de bombas me dijo que su jefe,
que era un ingeniero dueño del taller donde él
trabajaba, pasó a formar parte como un trabajador
más. Y así se fue estructurando el trabajo.
Las colectividades en Alcoy fueron totales. Toda la
metalurgia estaba dentro, todo el textil, todos los
cines. También las peluquerías, todos
los bancos, todos estaban colectivizados. Cada uno cumplía
su trabajo, y en la asamblea se determinaba lo que se
tenía que hacer en un determinado momento.
La economía que había entonces suponía
que no había una especulación para enriquecerse.
Cada persona tenía su salario. Y al ser igual
un salario que otro, desde la base se podía subir
el nivel económico de las personas. Aunque esto
se pudo hacer relativamente, porque había una
guerra. El jornal era de diez pesetas diarias, que era
un buen sueldo, se mantuvo igual durante todo el período.
En cuanto a cubrir las necesidades, primero se cogieron
los almacenes. En segundo lugar, se precisó el
intercambio. Por ejemplo, Alcoy mandaba máquinas
para hacer aceite u otros utensilios, y los pueblos
lindantes mandaban las verduras, las carnes, y todo
lo demás complementario.
Como he dicho al principio, no se forzó a nadie
a entrar en las colectividades. Pero todo el mundo estaba
ansioso por hacerlo, porque representaba un sueldo mejor
que el que tenían. Cubría sus necesidades.
Además cuando se pone en marcha un sistema de
esta clase no es un pequeño grupo el que lo establece,
sino que es el 99% de la población el que lo
ha pedido. Una parte de los que eran patronos se marcharon,
desaparecieron; otros se quedaron en casa. Entonces
la CNT fue a verlos, les dio un carnet y un sitio de
trabajo.
En cuanto a las represiones, hubo alguna locura, que
siempre las hay, de cosas personales. Pero en general
en Alcoy no hubo ningún derramamiento de sangre
notorio, sino que un patrono que el día anterior
estaba rigiendo su empresa pasaba a ocupar un sitio
de trabajo en esa misma empresa.
Lo importante es cómo se organizaban aquellas
personas. Primeramente, hacerse cargo de la empresa
significaba decidir qué produce la empresa. Si
la empresa producía máquinas de prensas
para hacer vino y para hacer aceite, que vendían
en el exterior, pasaban a fabricar sencillamente material
de guerra. Se había pedido un determinado número
de obuses, granadas, lo que fuese...Iban a trabajar
y a poner en marcha todas las máquinas para hacer
el pedido. Cada persona estaba en su puesto con el cargo
de responsabilidad que le concerniese. Lo que era notorio
era que los puestos no eran permanentes sino que cada
persona era mandada o mandaba ella misma. Normalmente
cuando había que hacer un trabajo, se pedía
un voluntariado. Si no había voluntariado se
exigía que alguien tomara la responsabilidad
de ocupar un cargo. Pero ese cargo era revocable en
cualquier momento. Cuando una persona no había
cumplido, o no había hecho el trabajo a satisfacción
de los demás, dejaba su sitio y pasaba a otro.
Los trabajadores de entonces no sólo eran capaces
de llevar un puesto de trabajo, sino que eran hombres
múltiples. Podían cambiar perfectamente
el lugar de trabajo, lo mismo podían ser fresadores
que ajustadores o empaquetadores. Y cada hombre estaba
dispuesto no solo a llevar su función sino a
aprender otras nuevas para que el producto que se había
responsabilizado a hacer saliera a la luz.
Haciendo una comparación entre la sociedad que
tenemos hoy día y la que yo he estudiado y he
podido indagar hay un gran abismo. Primero el valor
de la persona. Hoy en día podemos tener algunos
especialistas pero la mayoría de la gente está
proletarizada. El mismo trabajador está robotizado.
Hace un trabajo sin comprender por qué ni cuál
es el mecanismo que lo lleva a cabo. Por el contrario,
en aquel tiempo, cada trabajador sabía la función
que estaba haciendo e incluso sabía la del compañero
que estaba a su lado; en cualquier momento podían
cambiar las funciones y ocupar diversas tareas sin ningún
problema.
Las dificultades se encuentran desde el momento en que
un hombre no es igual a otro. Sus temperamentos no siempre
son afines y chocan. Pero cuando una persona esta completamente
imbuida en la idea de que su labor tiene gran protagonismo
e importancia, indudablemente sabe dar la cara y colabora
para que el resultado del trabajo en común sea
una realidad positiva.
Yo creo que eso fue lo que impulsó la moral de
estos hombres, saber que estaban haciendo algo positivo,
que el cargo de cada uno era importante para lo que
se hace o para el resultado que se quiere obtener.
Algo notorio era la comisión de control, cada
sección tenía una representación
muy significativa y una responsabilidad muy fuerte ante
la administración de la sociedad. Había
industria metalúrgica para material de guerra,
la textil que manejaba todo tipo de tejidos, etc. Este
edificio fue emblemático, arriba se encontraban
las oficinas y abajo todos los talleres de producción
de papel de tabaco.
Hay otra cosa importante: no sólo se mantuvieron
las colectividades durante los tres años de guerra,
sino que cuando ésta terminó había
cinco mil millones de pesetas en el banco. Además
todos los talleres estaban completamente renovados y
las maquinarias en perfecto funcionamiento. Incluso
había patronos que, al volver a sus empresas,
les costaba cerrar la puerta de la caja fuerte por la
cantidad de billetes depositados.
En cuanto a la situación de la mujer, sí
hubo cambios. La mujer en ese tiempo estaba al cuidado
de su marido o compañero. Su posición
era secundaria. Fue a través de la revolución
cuando la mujer empezó a tener conciencia y participó
mas activamente en diferentes colectividades: en las
fabricas de armamento de guerra, en administración,
como enfermeras, etc. Se inició un cambio radical
serio.
En el gobierno de aquel momento encontramos a Frederica
Montseny como ministra de Sanidad. Se hicieron muchísimos
proyectos con los que parecía que se intentaba
sacar a la mujer de aquel atraso tan enorme que había
tenido hasta entonces. Obtuvo el derecho al divorcio
y al aborto. Esto se dio a partir de la revolución.
Antes, la Republica no se preocupó demasiado
por estos temas.
Para mí, el factor más importante en una sociedad alternativa es la solidaridad, la igualdad y el respeto mutuo. Esto pone en evidencia que se eliminaría lo que se entiende por rivalidad, y la creencia absoluta de que cada cual se crea mejor o más importante que el resto. Somos una diversidad múltiple que tiene que estar consolidada en un apoyo, en una solidaridad y en un respeto mutuo. Si no es así, la convivencia social es verdaderamente insoportable. La que vivimos está basada en una rivalidad continua, en un egoísmo descompasado y ese es el resultado que obtenemos. La persona que hace algo que le resulta fácil y ayuda a otra para la que no lo es marca una solidaridad con ella. Esto haría que progresivamente se eliminaran muchos egoísmos, envidias y malestares que hoy dominan en la sociedad. Se crean enfrentamientos y la violencia acaba destruyéndonos unos a otros. Yo hago esto por una sociedad pacífica, progresiva y respetuosa.
¿Cómo estructuraríamos una sociedad nueva, una sociedad anarquista? El elemento más importante es analizar primero el terreno, el clima, lo que puede producir y la cantidad de personas que puede mantener una región. Los hombres y las mujeres que viven en un ambiente determinado tienen que saberse autogobernar, administrar la región y conocer lo que puede producir. No sólo crear riqueza sino saber administrar esa riqueza. Y políticamente existiría lo que hemos entendido siempre como federaciones, se unirían regiones. El sindicato se organiza de la siguiente manera: hay secciones dentro de una rama de trabajo, cada sección se ocupa y se responsabiliza de lo suyo. De esta forma, cada región se tendría que hacer cargo de su realidad, de sus problemas, buscando siempre una solución. Si ve que no pueden superarlos, tendría que pedir ayuda, pedir la solidaridad de otras regiones, para poder superar estos baches y de esta manera poder corregir insuficiencias que todos los terrenos tienen.
Es verdad que el período que hemos estudiado (1936- 1939) lo fue de mucha violencia. Estábamos en guerra. Pero los hombres que llevaron a cabo esas colectividades no eran violentos. Al llevar esas colectividades sin violencia demostraron que con buena organización, con los valores de la moral, la ética y la solidaridad se puede hacer tanto camino o más que con las armas. Yo diría que mucho más. Esa es mi opinión. Que el pequeño grupo que se asocia sea capaz de tener los mismos derechos, las mismas obligaciones y la misma solidaridad entre unos y otros. Eso es lo que esta sociedad intenta destruir, ya no sólo al hombre, sino al hombre dentro del grupo social.
Traducción: MediaLabMadrid, Centro Cultural Conde Duque, Madrid