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03 2019

8M – La gran huelga feminista

Isabell Lorey

Traducido por: Florencio Cabello

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NiUnaMenos, NonUnaDiMeno, NotOneLess, ni un femicidio más. Ya basta.

Las primeras protestas de NiUnaMenos, por entonces vinculadas a periodistas, activistas y artistas argentinas, tuvieron lugar el 26 de marzo de 2015 en el barrio de Recoleta (Buenos Aires), donde  diez días antes se había hallado el cadáver de Daiana García en una bolsa de basura. El nombre  NiUnaMenos recuerda a la poetisa y activista de derechos humanos mexicana Susana Chávez, quien en 1995 había utilizado por primera vez el eslogan „Ni una mujer menos, ni una muerta más“ contra  los innumerables asesinatos de mujeres, contra los femicidios en la frontera mexicana de Ciudad Juárez. En esta su ciudad natal acabaría ella también asesinada en 2011, a los 36 años.

A las pocas semanas de las primeras acciones de NiUnaMenos, el 3 de junio de 2015, las principales ciudades de Argentina acogieron nuevas marchas de protesta impresionantes. Solo en Buenos Aires salieron a la calle 200.000 personas.[1] En solidaridad con las masivas movilizaciones en Argentina ese mismo día también se realizaron marchas y concentraciones   contra la violencia machista en Uruguay, Chile y México.[2] El movimiento devino viral y transnacional. Simultáneamente las protestas dejaron de apuntar exclusivamente a los femicidios.  Sus ejes temáticos se ampliaron para abarcar todas las formas de violencia y discriminación de género. Se dirigieron contra el binarismo de género heteronormativo, el sexismo, la transfobia y la homofobia, y exigieron la legalización del aborto así como los derechos de las trabajadoras* sexuales y de las personas trans*género. Y así apareció un nuevo eslogan: #Vivas NosQueremos.

El 19 de octubre de 2016 NiUnaMenos convocó en Argentina la primera huelga feminista masiva.[3] El motivo fue el asesinato de Lucía Pérez, de 16 años, hallada muerta en la ciudad costera de Mar del Plata tras haber sido brutalmente violada y empalada por un grupo de hombres.[4] En la esfera pública mediática se despolitizó el asesinato vinculándolo a las drogas o tratándolo como un monstruoso delito aislado. Frente a ello, NiUnaMenos planteó la huelga como un instrumento político y cambió la estrategia de batalla y de análisis: en las antípodas de todas las formas de victimización, la huelga sitúa la violencia machista en un amplio contexto económico y sociopolítico. Al mismo tiempo el instrumento de la huelga, en la que las mujeres* paran en todos los ámbitos donde trabajan y desempeñan sus actividades, desborda ampliamente la clásica comprensión sindical de la huelga. Esta convocatoria incluye tanto a las trabajadoras* de la economía informal no sindicalizadas como a las trabajadoras* de cuidados de las economías domésticas privadas, y alude a las relaciones de explotación y violencia inscritas en dichos ámbitos. Los hombres que ejercen violencia contra las mujeres* no deben considerarse como casos aislados,  como meros psicópatas. Más bien se trata de comprender y combatir las relaciones sociopolíticas y económicas que provocan, favorecen y banalizan esta violencia. La huelga de las innumerables interrumpe mucho más que el mero trabajo asalariado.

La trivialización y despolitización del asesinato de Lucía Pérez y en general de la violencia contra las mujeres*, la recurrente presentación de esta violencia como „crimen de pareja“, „crimen pasional“, „tragedia familiar“ o „violencia doméstica“, hicieron saltar la chispa a través de las fronteras. Ello llevó a huelgas feministas y protestas y manifestaciones solidarias también en otros países, principalmente en Latinoamérica: nuevamente en Chile, Uruguay, Perú y México, pero ahora también en Bolivia, El Salvador, Guatemala, Paraguay y bajo el lema de batalla conjunto NiUnaMenos también en España.[5] „Tocan a una, tocan a todas“. Junto al dolor la manifestación volcó en la calle una enorme energía colectiva, la energía de las masivas huelgas feministas transnacionales. Nuevas alianzas feministas, confluencias heterogéneas, un feminismo diverso de las multitudes. La multiplicidad contrapuesta aquí a la ideología de las tradicionales luchas obreras (sindicales) organizadas a escala nacional no contribuyó a la debilidad de los movimientos sino a su fortalecimiento y extensión transnacional.

La Women’s March convocada en Washington el 21 de enero de 2017 contra las declaraciones sexistas, homófobas y tránsfobas del recién nombrado Presidente de EEUU Donald Trump  permitió también a este movimiento recibir una atención más amplia en consonancia con los modelos latinoamericanos. El llamamiento „Women of America: we’re going to strike“, publicado a comienzos de febrero de 2017, movilizó una gran huelga del „feminismo para el 99%“.[6] Este eslogan se vinculaba no solo a los movimientos Occupy de EEUU de los años 2011 y 2012, sino que también quería llamar la atención sobre el hecho de que la ofensiva contra las mujeres* y todos los trabajadores ya venía aumentando extremadamente con el desarrollo del neoliberalismo, la financiarización y la globalización de orientación corporativa, con especial incidencia en las  Women of Color, mujeres migrantes y desempleadas. Por ello el nuevo movimiento feminista internacional debía ser a la vez „antirracista, antiimperialista, antiheterosexista y antineoliberal“. La violencia contra las mujeres* no ha de separarse de la „violencia de los mercados, de la deuda, de las relaciones de propiedad capitalistas y del Estado; de la violencia de las políticas discriminatorias contra las mujeres* lesbianas, trans y queer; de la violencia de la criminalización estatal de los movimientos de migrantes; de la violencia del encarcelamiento masivo ni de la violencia institucional contra los cuerpos de las mujeres a través de la prohibición del aborto y la falta de acceso a la sanidad y el aborto gratuitos.“[7] Bajo el lema „A Day Without Women“ el 8 de marzo de 2017 salieron a la calle en EEUU dos millones de personas.[8]

Ya en el otoño de 2016 y el invierno de 2017 se hizo evidente en muchos lugares del mundo que el 8 de marzo de 2017 no sería ningún ritual acostumbrado del Día Internacional de la Mujer. La ola transnacional del movimiento se expandió a muchas regiones de la Tierra. Los movimientos NiUnaMenos no fueron solo inspiración sino parte crucial, con millones de mujeres (y también hombres), de la primera huelga mundial de mujeres del 8 de marzo de 2017.[9]

Estas huelgas y marchas de ningún modo fueron solamente un clamor espontáneo ante diferentes casos extremos de violencia sexual, en última instancia despachados como sucesos no políticos. Fue solo tras meses, incluso años, de construcción organizativa que en Argentina se pudieron convocar dos grandes huelgas de mujeres en menos de un año. Muchas de estas organizaciones surgieron en y de relaciones informales de amistad, otras eran formales y existían desde hacía muchos años o décadas. Para la organización del nuevo movimiento de mujeres en Argentina resultaron decisivos los vínculos del Encuentro Nacional de Mujeres, un evento anual de tres días celebrado desde hacía más de tres décadas y que a comienzos de octubre de 2016 congregó en Rosario a más de 70.000 mujeres de Argentina y otros países del continente y supuso el contexto en que se dio a conocer el femicidio de Lucía Pérez. Ya en 2003 participaron en este encuentro las piqueteras, mujeres del movimiento anticapitalista de desocupados que organizaban asambleas vecinales y acciones contra la explotación capitalista.[10] Del mismo modo, las prácticas y estrategias de las Madres de la Plaza de Mayo, la organización de derechos humanos más importante de Argentina, formaban parte de la genealogía del nuevo movimiento de mujeres.[11] Sobre la base de estas líneas históricas a lo largo de 2016 se logró desarrollar los movimientos feministas más allá de los „movimientos monotemáticos“ y construir alianzas continentales transnacionales contra la explotación y el extractivismo neoliberal en general. Con el ímpetu feminista surgió una ola de movimiento mundial contra las relaciones capitalistas y sociopolíticas de dominación, contra la injusticia económica, social y jurídica.[12]

Las luchas feministas actuales no son solo múltiples y variadas en su extensión geopolítica y orientación transversal, pues también trazan líneas a través del tiempo, como en la canción entonada en muchas manifestaciones: „Somos las nietas de todas las brujas que no pudieron quemar, pero es el momento de alzar nuestra voz y gritarle al mundo ¡NI UNA MAS!“.[13] Las líneas temporales discontinuas del rechazo y de la ruptura actualizan asimismo la particular teoría de la huelga propuesta por Rosa Luxemburgo a inicios del siglo XX, en la que la huelga de masas se presentaba como una lucha revolucionaria que modifica su orientación y el movimiento, pero que no se detiene, sino que brota una y otra vez en un permanente comenzar de nuevo[14] –como en el caso de la huelga de mujeres de 1975 en Islandia, cuando el 90% de las mujeres interrumpió durante veinticuatro horas su trabajo en lucha por la equiparación salarial. Veinticinco años después, en 2000, surgió la primera campaña internacional por una huelga mundial de mujeres en la que debería pararse todo trabajo de cuidados para conseguir un salario para el trabajo doméstico; en vez de en el sector militar debería invertirse en los cuidados.[15] Pasados otros diecisiete años, en 2017, se llegó a una huelga de mujeres en sesenta países.

Esta exitosa huelga mundial constituiría en España, donde se echaron a las calles cientos de miles de personas, mujeres jóvenes principalmente, solo el preludio de la exponencialmente mayor huelga feminista de marzo de 2018. También aquí la ola feminista se conformó a partir de numerosas confluencias que se remontaban a prácticas y organizaciones de los primeros 2000, a las primeras campañas por una huelga mundial de mujeres y también a las reflexiones activista-teóricas del colectivo madrileño Precarias a la deriva en 2002/2003, las cuales apelaban a una huelga de cuidados anticapitalista –esto es, a una nueva forma de huelga política que se „relaciona con todas aquellas prácticas que dejan al descubierto el carácter inequívocamente político de los cuidados, [...] que ponen en el centro la sostenibilidad de la vida en común, que desafían el núcleo de la lógica de acumulación capitalista“[16].

Ya en otoño de 2017 cada vez más mujeres* en cada vez más sitios de España, en cada vez más barrios, en cada vez más asambleas, comenzaron a encontrarse e intercambiar ideas para preparar la huelga feminista. En los periódicos encuentros regionales y nacionales se discutían y distribuían estrategias y tareas. Se recogían donativos, se encontraban por doquier carteles y volantes, la prensa informaba prolijamente sobre esta ola cada vez mayor, cada vez más omnipresente, de un nuevo movimiento feminista que a tanta gente parecía dar cabida. Estudiantes planeaban paralizar sus clases, universidades enteras iban a la huelga. La organización se desarrolló en estrecho diálogo con activistas de Argentina y muchos otros países, así como en una gran alianza con múltiples colectivos y sindicatos. Y pese a todo esto no podía preverse cuánta gente participaría realmente; cuántas trabajadoras interrumpirían su trabajo al menos dos horas, si no el día entero, y saldrían a la calle. Y así se fue sumando cada vez más gente hasta alcanzar al mediodía del 8 de marzo de 2018 más de un millón de personas en Madrid. En total seis millones de mujeres (y también hombres) en más de 300 ciudades de toda España tomaron parte en este huelga sin precedentes no solo en la historia del país, sino de toda Europa.[17]

En el espacio europeo, también en las zonas germanohablantes, se multiplican los indicios de una ola similar. Las relaciones de explotación y violencia de género y la devaluación estructural de los cuidados no se limitan al „Sur global“ ni tampoco al Sur y al Este de Europa. La violencia contra las mujeres en el marco de relaciones de género jerárquicas, patriarcales y machistas no es una cuestión de desarrollo, no puede proyectarse como un problema ajeno o externo a Europa. Constituye el efecto y el síntoma de unas relaciones de dominación que son fundamentales para la sociedad capitalista y burguesa. En Alemania cada día se produce un asesinato o intento de asesinato de una mujer por parte de su pareja. Según la estadística criminal policial, en 2016 149 mujeres murieron a manos de su marido o ex-pareja y otras 208 sobrevivieron a un intento de asesinato con graves secuelas. Oficialmente estos femicidios siguen denominándose „crímenes de pareja“, las estadísticas solo registran asesinatos en el marco de relaciones de pareja y los medios a menudo despolitizan aún más la cuestión hablando de „tragedias familiares“. Aún faltan estadísticas más precisas sobre lesiones corporales y violaciones con resultado de muerte fuera del ámbito doméstico, así como datos oficiales sobre asesinatos y violencia contra mujeres trans* o mujeres* que sufren discriminación múltiple.[18] En el espacio germanohablante los femicidios no se discuten en cuanto expresiones de poder estructural jerarquizado por géneros, sino que son ampliamente considerados como problemas de determinadas capas sociales o de otras nacionalidades. También en Austria faltan estadísticas más precisas, aunque desde hace mucho está claro que la violencia contra mujeres* individuales se da generalmente en el entorno cercano y no a manos de extraños. Con las estadísticas disponibles en la mano, entre 2012 y 2015 se cometieron más femicidios en contextos de pareja en Austria que en España.[19]

En octubre de 2018 hubo signos evidentes de una organización y movilización mucho más potentes que en años anteriores.[20] En muchos lugares ya se oye hablar de preparativos para el primer encuentro federal convocado en Göttingen a primeros de noviembre con el propósito de que el 8 de marzo de 2019 pueda darse una huelga feminista viral también en Alemania.[21] Una y otra vez se recuerda la última gran huelga feminista en Alemania del 8 de marzo de 1994. Ya entonces se operó con una amplia comprensión de la huelga y del trabajo, y ya entonces se orientó la huelga contra el desmantelamiento de las prestaciones sociales, la creciente pobreza y la destrucción ecológica.[22]

Partir de la violencia contra las mujeres* como expresión de una violencia estructural, de la devaluación estructural de los cuidados y la reproducción, de las relaciones de dominación económicas y sociopolíticas presentes en la discriminación, marginación y deportación, implica que las luchas feministas actuales, que abarcan alianzas entre tantos movimientos e iniciativas, han de comprenderse siempre como luchas interseccionales y transversales. Esa es la ventaja de la huelga como instrumento político feminista a escala transnacional, un instrumento que está abierto a una multitud de actores, no solo a mujeres* sino también a trabajadores precarios y migrantes. La ola transnacional de la huelga feminista se dirige contra el racismo, contra el cierre de fronteras y los nacionalismos excluyentes, contra los masculinismos militaristas, de extrema derecha y populistas de derechas, contra las relaciones de explotación capitalistas, así como contra el „Anti-Generismo“  vigorosamente enarbolado principalmente, pero no en exclusiva, por el Vaticano y la Iglesia Católica.[23] Estamos ante inmensas manifestaciones donde participan millones de personas y se despliega una colosal energía feminista y queer, una fenomenal ola que puede desbordarlo todo.

Rubia Salgado escribe en la charla que pronunció contra el gobierno neoliberal, de extrema derecha y populista de derecha de Austria durante la reciente manifestación de los jueves a comienzos de octubre de 2018:

Y yo y nosotras allí donde nos movemos diariamente, nosotras, feministas queer, mujeres* migrantes y refugiadxs, aquellxs que consiguieron llegar vivxs hasta aquí, a pesar de los dolores  que marcan nuestra cotidianeidad, a pesar de los escupitajos en el autobús, a pesar de los insultos y ofensas, a pesar de las persecuciones y asedios, a pesar de los recortes en ayudas sociales, a pesar del miedo, a pesar de los apartamentos enmohecidos, a pesar del racismo en la calle, en los servicios públicos, en las escuelas y hospitales, a pesar de la política migratoria asesina y racista, a pesar del pesimismo de la razón, nos movemos en el optimismo de la voluntad, en la confrontación, en lucha por una vida mejor para todxs, aquí, allá, en todas partes y ahora.

¡Sí, optimismo!

No nos van a callar, no nos van a destruir. Están desesperadxs porque somos poderosxs, porque la no conformidad está mucho más difundida de lo que ellxs pudieron haber deseado o imaginado, porque nuestros mundos son mucho más placenteros y poderosos que su estrecho mundo de valores conservadores y reaccionarios, porque sus políticas de marginación, humillación y explotación deben frenarse ante nosotras. No permitiremos que destruyan nuestras conquistas.[24]

Berlin, Octubre de 2018


8M - Der große feministische Streik
Konstellationen des 8. März
Verónica Gago, Raquel Gutiérrez Aguilar, Susana Draper, Mariana Menéndez Díaz, Marina Montanelli, Marie Bardet / Suely Rolnik
Aus dem Spanischen von Michael Grieder und Gerald Raunig
Mit einem Vorwort von Isabell Lorey
transversal texts, November 2018
https://transversal.at/books/8m

 

[1] A los motivos para las protestas se sumó el asesinato de Chiara Paez, una chica de 14 años embarazada que fue brutalmente golpeada y enterrada viva, siendo encontrada muerta poco después bajo la casa de su novio de 16 años.

[2] En Perú la iniciativa NiUnaMenos movilizó el 13 de agosto de 2016 la mayor marcha de la historia del país. Solo en Lima se congregaron 150.000 personas contra la violencia machista y contra los benévolos fallos judiciales a favor de los acusados (https://larepublica.pe/sociedad/963798-la-mas-grande-de-la-historia).

[3] La huelga consistió en una pausa laboral y estudiantil de una hora, con las huelguistas vestidas de luto en este „Miércoles Negro“.

[4] La antropóloga argentina Rita Segato subrayó el imaginario colonial evocado por el empalamiento, la actualización de la violencia colonial, debido también a que los hechos ocurrieron en vísperas del Día de Colón (o Día de la Hispanidad). El inconsciente colectivo se exorciza así en los cuerpos de las mujeres, según Verónica Gago („Argentina’s Life-and-Death Women’s Movement“. Entrevista en: Jacobin, 7 de marzo de 2017, https://www.jacobinmag.com/2017/03/argentina-ni-una-menos-femicides-women-strike/).

[5] Una semana después también en Brasil. En Polonia las persistentes y airadas protestas protagonizadas principalmente por mujeres habían hecho que el 6 de octubre de 2016 el Parlamento rechazara por amplia mayoría la moción presentada por una iniciativa popular ultraconservadora a favor de un mayor endurecimiento de las disposiciones sobre el aborto ya de suyo más estrictas de Europa. El gobierno conservador del partido Ley y Justicia (PiS) había respaldado inicialmente la moción, pero debido a las protestas cambió su postura.

[6] Cfr. el llamamiento publicado en The Guardian „Women of America: we’re going on strike. Join us so Trump will see our power“ por Linda Martín Alcoff, Cinzia Arruzza, Tithi Bhattacharya, Nancy Fraser, Barbara Ransby, Keeanga-Yamahtta Taylor, Rasmea Yousef Odeh y Angela Davis (https://www.theguardian.com/commentisfree/2017/feb/06/women-strike-trump-resistance-power).

[7] Ibid.

[8] Para más información sobre acciones y manifestaciones a escala mundial, véase:  https://www.theguardian.com/world/2017/mar/08/international-womens-day-women-close-schools-occupy-farms-and-go-on-strike.

[9] En Turquía el 8 de marzo de 2017 y 2018 se produjeron las manifestaciones no progubernamentales más grandes desde hacía años, con la participación de muchos millares de personas. En Irlanda las movilizaciones del Día Internacional de la Huelga Feminista – inspiradas por las  grandes protestas de Polonia en octubre de 2016 – bajo el lema „Strike 4 Repeal“ („Huelga por la Derogación“) reunieron a decenas de miles de personas en muchas ciudades para defender la derogación de las rígidas disposiciones que prohíben el aborto en casi todas las circunstancias. Tras las nuevas protestas impulsadas masivamente también el 8 de marzo de 2018, en el referéndum del 25 de mayo del mismo año se reformó la Octava Enmienda de la Constitución irlandesa para legalizar el aborto en las doce primeras semanas del embarazo. Desde octubre de 2016 perdura en Corea del Sur –igualmente inspirada por el éxito de las mujeres* polacas– la masiva „Protesta Negra“ por la derogación de la legislación sobre el aborto y la autodeterminación reproductiva.

[10] Cfr. Gago, „Argentina’s Life-and-Death Women’s Movement”.

[11] Las madres de las víctimas de la dictadura militar luchan contra el terrorismo de Estado desde 1977.

[12] Sobre la genealogía del movimiento de huelga feminista en Italia y las múltiples alianzas contra la violencia y los femicidios que llevaron el 26 de noviembre de 2016 en Roma a una de las mayores marchas en años, con más de 200.000 manifestantes, véase Paola Rudan: „The Strike that Made a Difference“, en: Critical Times, Nr. 1 (2018), pp. 241-246 (véanse en el mismo número otros textos sobre la huelga feminista transnacional). Al día siguiente de la marcha más de 2.000 personas se reunieron para discutir cómo proseguir las protestas. Así, el 8 de marzo de 2017 más de sesenta ciudades italianas participaron en la huelga mundial de mujeres. Y como NiUnaMenos también la iniciativa italiana Non Una di Meno extendió las protestas contra el orden neoliberal en su conjunto.

[13] Una de las obras inspiradoras a este respecto es Silvia Federici: Caliban und die Hexe. Frauen, der Körper und die ursprüngliche Akkumulation, Wien: Mandelbaum 2012. [ed. cast.: Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria, Madrid: Traficantes de Sueños, 2010]

[14] Cfr. Rosa Luxemburgo: „Massenstreik, Partei und Gewerkschaften“ [1906], en: Rosa Luxemburgo: Politische Schriften, Frankfurt a.M.: Athenäum 1986, pp.135-228.

[15] Mujeres de al menos nueve países (España, Italia, Irlanda, India, Perú, Haití, EEUU y Guayana se implicaron en la organización.

[16] Precarias a la deriva: Was ist dein Streik? Militante Streifzüge durch die Kreisläufe der Prekarität, Wien u.a.: transversal texts 2014, p. 109.

[17] Por más que las formaciones conservadoras Partido Popular (por entonces en el Gobierno) y Ciudadanos (liberales de derechas) se pronunciaran en contra, una encuesta representativa mostró que un 82% de españoles opinaba que había motivos fundados para la huelga.

[18] La UE exige estadísticas detalladas, exigencias que sin embargo muchos países, entre ellos Alemania y Austria, no cumplen plenamente.

[19] Véase el Standard del 8 de abril de 2018: „Mehr Morde an Frauen in Familien“.

[20] Véase también entre otros el número de septiembre de 2018 de la revista LuXemburg dedicado al feminismo: „Am fröhlichsten im Sturm – Feminismus“. Pdf. disponible en línea en: https://www.zeitschrift-luxemburg.de/

[21] Todos los datos actualizados en: frauenstreik.org.

[22] Para más detalles al respecto, véase Gisela Notz: „Wir wollen Brot und Rosen“, en: Ada Magazin, 23 de septiembre de 2018, https://adamag.de/frauenstreik-1994-wir-wollten-brot-und-rosen.

[23] Cfr. „5 advertencias del Papa Francisco sobre la ideología de género“ de 2015-2016, disponibles en la Agencia Católica de Noticias (CNA), 2 de diciembre de 2016: http://es.catholic.net/op/articulos/65967/cat/447/5-advertencias-del-papa-francisco-sobre-la-ideologia-de-genero.html; véase también Sabine Hark y Paula-Irene Villa (eds.): Anti-Genderismus. Sexualität und Geschlecht als Schauplätze aktueller politischer Auseinandersetzungen, Bielefeld: transcript 2015.

[24] Rubia Salgado: „Willst du Samba“, 4 de octubre de 2018, disponible en línea en más idiomas en https://transversal.at/blog/willst-du-samba.